¿A qué nos referimos?
No nos referimos al recorrido físico hacia el pasado o el futuro. Muchos científicos consideran que el viaje a través del tiempo propiamente dicho es imposible. Uno de ellos ha sugerido que la ausencia de turistas del futuro constituye un fuerte argumento en contra de la existencia del viaje en el tiempo. Nos referimos al conocimiento de nuestras vidas anteriores mediante la terapia de regresión (una herramienta de la hipnosis) que nos permite recordar y revivir situaciones. Para ello tenemos que admitir la reencarnación.
Al morir, nuestra conciencia inmortal (espíritu), así como los aspectos de la personalidad, atraviesan velozmente el espacio y el tiempo con otros espíritus hasta fundirnos con la luz dorada para la revisión de nuestra vida. Dichos espíritus suelen ser nuestros seres amados. Después de la muerte mantenemos vínculos con ellos, porque las almas que se aman tienden a reunirse una y otra vez. Durante la revisión de nuestra vida, experimentamos una vez más las emociones de las personas a las que ayudamos o hicimos sufrir, a las que amamos y odiamos.
Si un alma no ha completado aún sus tareas o pagado sus deudas en la tierra, puede reencarnar varias veces en diferentes cuerpos y, de esta manera, rectificar el daño hecho en encarnaciones previas. De modo similar, también puede alcanzar la perfección que no alcanzó en encarnaciones previas.
Pero antes de reencarnar una vez más, elegimos nuestra familia para una nueva existencia. Muchas veces regresamos en grupos, una y otra vez, cambiando los vínculos; pero las almas son las mismas. Esto es con el fin de obtener el mayor desarrollo posible en medio de lecciones de amor, paciencia y sabiduría.
Cuando ya estamos en una nueva forma reencarnada, nos expresamos a través de nuestras relaciones. Así es como nos comunicamos los humanos. Es nuestro método primario para aprender y evolucionar, conocer nuestro poder y volvernos más perfectos para retornar al hogar. Parte del proceso de aprendizaje es aprender a no escoger los senderos más perjudiciales o destructivos.
Los actuales problemas y obstáculos no son, pues, obra de la casualidad, sino que han sido ideados para acelerar nuestro progreso espiritual. En las vidas difíciles es donde se logra más crecimiento y progreso.
Ocurre que en esta vida los recuerdos, los impulsos y las energías de vidas pasadas parecen formar o crear el patrón de las personas en la vida actual. Incluso los problemas físicos de vidas pasadas pueden trasladarse a la vida actual. No sólo ocurren patrones de conducta entre parientes cercanos, también pueden detectarse en muchas otras relaciones, como la de jefe y empleado, vecinos, maestro y alumno, etc. Es necesario descubrir dichos patrones para corregir nuestros defectos.
Cuando comprendemos los motivos, los patrones y las causas, experimentamos lo que muchos llaman “gracia”. La gracia de la comprensión nos permite no tener que repetir los mismos dramas antiguos. Evitamos el dolor y entramos en un flujo más elevado, donde la nota clave de nuestra vida puede ser de gozo y armonía. Esta comprensión se logra muchas veces con la terapia de regresión.
¿Alguna vez usted ha sentido esto?
El verdadero conocimiento no siempre comienza con la lectura de estudios en las bibliotecas. También viene de explorar la propia experiencia, manteniendo la mente abierta. La intuición puede guiarnos al intelecto porque la verdad se puede descubrir yendo hacia adentro y confiando en los propios pensamientos y experiencias, en vez de confiar en lo que otros le enseñan como verdadero. Lo que necesitamos es concentrarnos en el presente, no en el pasado. No permitamos que el dogma y las creencias ajenas quiten validez a nuestra experiencia personal y nuestra percepción de la realidad.
Nuestra experiencia en esta vida debe estar relacionaba con el aprendizaje del equilibrio, la moderación y la armonía. Si nos toca vivir en medio de desequilibrios y falta de moderación, la meditación nos puede convertir en seres pacientes y afectuosos y comprenderemos que en realidad esas experiencias son, en realidad, la base de la verdadera sabiduría. Nos volvemos más espirituales. Cuando estos procesos subconscientes durante el viaje a nuestro interior cruzan de súbito nuestra conciencia, experimentamos instantes de intuición, sabiduría y creatividad, tenemos un mayor sentido del objetivo de nuestras vidas.
Algunas veces nuestros valores y existencia pueden cambiar dramáticamente. Puede ocurrir un alineamiento de amor de la mente al amor del corazón. Entonces entramos súbitamente en armonía, en equilibrio. Tenemos sensación de gran paz y gozo. Nos sentimos inmensamente a salvo y seguros; el mundo parecerá guardar perfecto orden, por la total ausencia de miedo o ansiedad. El futuro parecerá perfectamente claro. Hay un maravilloso estado apacible.
En general, pocos tienen la suerte de experimentar esta sensación. No se la puede forzar. A veces es casi un don. Un don de gracia.
Primeros pasos hacia ese maravilloso estado de bienestar
Conozcámonos a nosotros mismos mirando hacia adentro con claridad, mediante una mente serena, alerta, observadora (meditación), en la cual no nos juzgamos, no nos dejamos ganar por la frustración o la impaciencia. Nos limitamos a observar nuestros pensamientos a medida que pasen. Nos concentramos en el momento actual, sin preocuparnos demasiado por el futuro ni rumiamos el pasado.
Necesitamos la fuerza originada en la sabiduría, la esperanza y la fe; no en el enfado y la ira. Aprovechemos las relaciones con nuestros semejantes para aprender a expresar y recibir amor, a perdonar, a ayudar y servir.
Aprendamos alguna técnica de meditación y, si alguna vez tenemos la oportunidad de someternos a una terapia de regresión, tal vez tengamos un cambio radical en nuestra vida.
¿Por qué funciona la terapia de regresión?
Los secretos son dañinos y hacen sufrir. A veces se manifiestan con enfermedades psicológicas y físicas que los medicamentos no pueden curar. Con frecuencia, la terapia de vidas pasadas sí, pues muchos arrastran bloqueos o cicatrices que afectan la vida actual. Hay bloqueos y cicatrices originados en vidas anteriores.
Cada vez que se revive una vida pasada mediante la regresión, la emoción se torna menos intensa y aumenta la posibilidad de obtener una mayor penetración psicológica de la experiencia. A consecuencia de experiencias con algunas de sus vidas anteriores, los valores de una persona cambian; su perspectiva de la vida y lo que significa es más amplia. De este modo podemos combatir el impulso ciego de repetir experiencias y situaciones anteriores, y avanzaremos.
La recuperación es posible al comprender las verdaderas raíces de nuestros síntomas, nuestros miedos, incapacidades y dependencias. Por ejemplo, con frecuencia sucede que el padre que maltrata sufrió a su vez malos tratos cuando niño, en esta vida o en una vida anterior. Una mujer que fue abusada cuando niña puede sentirse impulsada a protegerse simbólicamente del dolor de origen sexual aumentando de peso para disimular el atractivo físico y no provocar a los hombres. Un drogadicto podría estar en ese estado por sentirse culpable y buscar una forma de suicidio por alguna maldad cometida en esta o en otra vida. Etc. Etc.
Para dar el primer paso hacia la curación, las víctimas de malos tratos necesitan recordar que, aun en estas circunstancias difíciles, el alma nunca sufre daños. El espíritu es indestructible e inmortal y se debe aprovechar cada oportunidad en esta vida para superarse. Tanto en la obesidad y la drogadicción como en cualquier forma de sufrimiento, el mecanismo de curación encierra el proceso de liberarse del miedo, ansiedad o pánico mediante la transmutación del miedo en amor (muy relacionado con la paz y la sabiduría).